Hoy quiso vestirse de "espíderman" para salir a la calle. ¿Por qué no?. Disfruta con su traje azul y rojo. Corre. Salta. Intenta subir por las paredes y me lanza su tela de araña imaginaria. Es feliz.
Siempre confiamos en que ciertas personas van a estar siempre ahí... que siempre han estado y que siempre van a estar... hasta que pasa algo, a veces insignificante, que nos hace abrir los ojos y darnos cuenta que nada es para siempre.
Siempre le compro miel cuando voy de viaje. De tomillo, mil flores, de eucalipto, de romero... 2 hijos (raro para su época), 6 nietos (realmente 7), 4 biznietos (esta cuenta no está cerrada). Vendía vino con su padre y terminó casada con mi abuelo a más de 100 kilómetros de sus orígenes en contra del criterio de sus padres. Fue pionera en muchas cosas y le importaba poco el qué dirán. Ayer la volví a ver. Tiene la cabeza en su sitio pero sus piernas ya no le dan el apoyo que necesita.
Una de las cosas buenas de hacer una mudanza, es que te brindan la oportunidad de, varios años más tarde, poder abrir una de esas cajas que siempre quedan sin desembalar y se convierten en un emocionante baúl del tesoro... Eso fue lo que me ocurrió ayer a no se que hora de la noche... buscando algo que recordaba haber metido en una de esas cajas... cuando me encontré mi KODAK INSTAMATIC 25 (Made in Spain), oxidada, sucia ¡y con un carrete a medias!. Estoy que me salgo de la emoción. No tengo ni idea de los años que lleva ese carrete ahí, ni de lo supercaducado que está, pero lo que voy a hacer seguro es disparar las fotos que faltan y llevarlo a revelar...
Su voz es como el torrente de agua que sorprende a su pueblo por la rambla de cuando en cuando. Sus ojos son como el color del cielo de su infancia. Su espíritu es noble, ancho y libre como el horizonte que le vio nacer. No es fácil encontrar a alguien así... así que le doy las "gracias" a quien corresponda, por dejar que nuestras vidas se sigan cruzando de vez en cuando.
El padre se defendió de la maniobra que hizo el conductor que nos acababa de adelantar refiriéndose al "pájaro" del coche de delante. El hijo, de tres años y medio, le explicó a su padre que "ese" no era un pájaro... que un pájaro era "un pico con alas". Voy a pasarle la definición a la Real Academia de la Lengua Española...
Miércoles, 16 de Septiembre. Intento, en la distancia, desconcentrada en el trabajo, imaginar lo que está ocurriendo. Los "abós" ejercen de padres y le acompañan y le animan en su primer día de cole. Me lo imagino despidiéndose de la abuela, bajando la rampa, entrando en la clase, con los otros niños... Lástima que la ley de conciliación no contemple el derecho de poder acompañar a tu hijo el primer día de colegio. Será que no es importante. Cuando sale, llamo por teléfono para saber cómo fue la experiencia y con lo que me cuenta la abuela y con las palabras que con su vocecita intentan contarme su vivencia, me formo un recuerdo imaginario de su primer día de colegio.
Suele ocurrir. Quizás por eso en algunas culturas se hace fiesta. Darle el adiós para siempre a alguien es a la vez una oportunidad de reencuentro. Y con los reencuentros, a veces de tiempos muy lejanos, afloran un mar de recuerdos y sentimientos que te hacen volver la vista atrás y vuelven a ocupar durante mucho tiempo ese lugar en tu cabeza que había sido usurpado por otro recuerdo más fresco.
Hoy es su cumpleaños. Leo, como mi madre (si es que eso significa algo...). Siempre me acuerdo de él en esta fecha, y con su recuerdo vienen otros de hace ya mucho tiempo. Le conocí hace ya más de media vida, y después de aquellos veranos y de un paréntesis de muchos años, volvimos a encontrarnos. Desde entonces, compartimos un café una o dos veces al año, sin saber mucho el uno del otro y cada encuentro es como la continuación de una conversación inacabada.