19.4.10

La última vez que estuve con ella

Cuando llegué estaba dormida en su habitación, en su cama de los últimos 30 años, como ella quería.
A pesar de la mascarilla de oxígeno, parecía que el aire no era suficiente para alimentar sus pulmones estropeados. Abrió los ojos y nos miramos. Nos cogimos de las manos, de las miradas y de las sonrisas. Susurró mi nombre varias veces, que era el nombre de su madre. Me miró muy fijamente, mucho tiempo, sin hablarnos. Ella sabía hacia dónde iba y yo no intenté convencerla de lo contrario. Le acaricié la frente... le dije "tranquila" y nos apretamos fuerte las manos. Siguió leyendo mi mente y mi corazón a través de aquella mirada infinita que está siempre conmigo. Y no hubo más despedidas ni más besos después de aquel día.